Un día sin programadores de software

Pensando en la posibilidad de que mañana ocurra un apocalipsis zombie que acabe con todos los ingenieros programadores de software, me puse a pensar qué sucedería con nuestras vidas sin ellos, aquí y en China.

La historia de la ingeniería de software es muy interesante, y si no se hubieran dado los escenarios para que la disciplina evolucionara, entonces la realidad que vivimos hoy sería un tanto complicada.

Tal vez ya no nos damos cuenta del valor que la disciplina aporta a nuestras vidas porque vemos los avances tecnológicos como algo normal. Sin embargo, no es un secreto que el consumo de productos de software va en incremento porque las personas buscan más soluciones a los problemas cotidianos a los que se enfrentan.

De esta manera, la labor del ingeniero de software se vuelve imprescindible. Los resultados de su trabajo se ven reflejados en todas partes. Ya sea para tomar un ticket en el banco, configurar un programa, descargar una aplicación ideal para un dispositivo móvil, combinar documentos de diferentes formatos y procesar datos, ellos están enfocados en resolver esas necesidades.

¡Imagina cuan diferente sería la vida sin ellos!, por eso en Gleo festejamos su existencia y comprendemos que hay que respetarlos, quererlos con sus peculiaridades y alimentarlos; esto último no es broma, ¡real! Sigue leyendo y entenderás.

 

Lo que se dice de los programadores

Hay muchas cosas que se dicen de los programadores de software, que si se creen dioses de la programación, que generalmente son egocéntricos y que la misma formación en el campo los convierte en profesionales egoístas que no quieren compartir información ni con sus colegas…

Pero, por qué no hablar de las cosas buenas que nos aportan, ¿será que todo es malo? o ¿son solo casos aislados? Y qué pasaría si realmente existen programadores “chéveres” que aman compartir conocimiento y que de vez en cuando hasta comparten un chascarrillo.

 

La realidad de los ingenieros de software

Todos los días convivo con ingenieros, hasta en casa, para mi buena o mala suerte uno de mis hermanos también lo es. El caso es que los programadores son parte de mi vida y tengo la fortuna de estar rodeada de los mejores, en el amplio sentido de la palabra, como profesionales y simples mortales.

En mi experiencia de convivencia diaria con ellos he notado algunos detalles que tienen en común, algunos un poco incomprensibles para mi naturaleza de comunicóloga y otros un tanto preocupantes para cualquiera. Y lo digo por lo siguiente:

La vida se les va en el código

Cuando se trata de programar, un ingeniero puede ser capaz de concentrarse a un nivel en el cual no distingue cosas que ocurren en su entorno. En una ocasión llevamos a la oficina de Gleo un nuevo elemento decorativo y los ingenieros fueron los últimos en darse cuenta del cambio, y es que esto ocurrió mientras ellos estaban presentes. Se concentran tanto que incluso estando ahí no prestan atención a su entorno. ¡Esa línea de código es la culpable!

Progrmadores-software-trabajo

Por una buena causa: alimenta a un ingeniero

La concentración no es un problema, al contrario, garantiza q

ue el trabajo del programador sea más efectivo. Sin embargo, la parte negativa es que demasiada concentración causa que muchas veces los ingenieros no tengan noción del tiempo y pueden pasar horas programando sin que se den cuenta que la hora de la comida ya llegó. Lo olvidan.

En nuestra oficina no falta la persona que les recuerde que ¡es hora de comer! Y bueno, nuestra buena labor del día es asegurarnos de “alimentar a un ingeniero”.

Introvertidos en su mayoría

Entablar una conversación con un ingeniero puede ser de las hazañas más grandes que puedas cumplir en la vida. Seguro está en la lista de las cosas que debes hacer antes de morir.

Y no es que no tengan algo interesante que contar, al contrario, tienen tanto que decir… lo complicado es hacer que comiencen a hablar. Si lo logras tendrás una excelente plática y notarás que puedes aprender muchísimo de ellos.

Ser introvertidos en una de las características más notorias en el perfil del ingeniero. Eso sí, existen sus excepciones. No conozco ninguno, pero seguro algún día me lo encontraré.

Si no tienes un ingeniero en tu vida, entonces ¡consíguelo!

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En Gleo no imaginamos un día sin nuestros programadores de software y no tenemos duda de que contamos con los mejores porque son excelentes personas y talentosos profesionales. Hoy es un día para festejarlos y apapacharlos, porque sin ellos Gleo no sería lo mismo, ni tampoco el mundo.

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Mafer Ramos
Mafer Ramos

Especialista en redacción de contenidos para blog optimizados con técnicas de posicionamiento seo para motores de búsqueda. Directora de Gleo. Comúnicóloga y Mercadóloga. Mamá de Luna y Marina.

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