Nuestro entorno profesional y la posibilidad de encontrar más opciones a un clic de distancia para adquirir un producto y servicio conlleva la necesidad de crecer el potencial de nuestro equipo de trabajo para mejorar su desempeño y comprender la importancia de la capacitación profesional y su crecimiento personal.
Como empresarios, podríamos pensar que el desembolso en capacitación y desarrollo profesional de nuestros colaboradores puede considerarse como un gasto inmediato, ya que creemos que no existe una seguridad de que nuestros colaboradores permanecerán un tiempo considerable dentro de la organización, y por lo tanto, el desembolso en capacitación no traerá los beneficios esperados dentro de la organización.
Por lo anterior, como empresarios debemos considerar otros factores y destinar interés a la importancia de la capacitación profesional de nuestros colaboradores, y aquí señalo tres puntos para tomar en cuenta.
1. Capacitación como inversión
Ver la capacitación como una inversión siempre y cuando se tengan otros elementos que minimicen la rotación de los colaboradores en la organización.
Así como cuando adquirimos un edificio, un automóvil o equipo de cómputo, destinamos el activo para producir frutos a largo plazo, es decir, mayores a un año. Así debemos considerar la inversión en capacitación y desarrollo.
No podemos considerar que un automóvil se encuentre funcionando en perfectas condiciones en tres o cuatro años si durante el uso no se desembolsó lo correspondiente a buenos cuidados y mantenimientos.
Algo similar sucede con la capacitación, no podemos considerar que nuestros colaboradores permanecerán largo tiempo dentro de la organización si no se cuenta con un plan de desarrollo a mediano o largo plazo que incentive su permanencia.
Así como el plan de actividades y crecimiento salarial en el mismo período que permitan al colaborador tener una visión de inversión con muy atractivos rendimientos en caso de permanecer en la empresa.
Resumiendo, es una inversión de ambas partes, donde los rendimientos serán altos y compartidos tanto por el empresario y el colaborador.
2. Importancia de la capacitación
En un entorno donde hay cada vez mayor exigencia profesional, cada individuo dentro de la organización debe tener la iniciativa de investigar, asesorarse y aplicar conocimientos actualizados que hagan su trabajo cada vez más ágil y eficiente.
Estudiar una maestría, especialidad, diplomado o curso de educación continua garantiza que se tendrá de cerca a un experto en el área impartiendo clase y compartiendo conocimiento.
Es aquí donde es nuestro deber aprovechar todo aquel conocimiento, pero también la experiencia. Cómo los expertos catedráticos pueden haber afrontado diversas situaciones en su entorno laboral y de qué manera podemos aprovechar ésta experiencia para nuestra organización.
Lo importante será siempre tener una base sólida, en teoría o en experiencia ajena, escuchar, analizar e inmediatamente aplicar, y así darle mayor significado a la importancia de la capacitación profesional.
3. Relación estratégica a largo plazo
Si a pesar de todo un colaborador se va de la empresa, consolida una relación estratégica con él a largo plazo.
Desafortunadamente, no siempre podremos considerar que, a pesar de los dos puntos anteriores, el 100% de nuestros colaboradores permanecerá en la organización. Algunos tendrán objetivos profesionales y no se visualizan más tiempo dentro de la empresa.
Es aquí cuando, como colaboradores, debemos asumir un compromiso con la organización que apoyó nuestro crecimiento profesional, sin importar a qué nos dedicaremos en próximos meses o años.
No debemos olvidar que parte de nuestro crecimiento fue gracias a la experiencia adquirida dentro de la empresa, deberemos entonces considerar la confianza y posible alianza estratégica con este tipo de organizaciones.
En este sentido, debemos mirar atrás, analizar en dónde nos encontramos y gracias a quién, y por último ser agradecidos desde donde nos encontremos.
