3 factores que te indican que es momento de emprender

 La vida es corta y ya es momento de iniciar con ese gran proyecto que lleva dando vueltas por tu cabeza

Repites esta frase en tu mente una y otra y otra vez, pero desafortunadamente esos pensamientos no llegan solos, llegan justo cuando atraviesas una circunstancia complicada, «no tengo ahorros», «mi empleo actual no me permite dedicarme a otro proyecto«, «no tengo apoyo suficiente de las personas cercanas», «necesito invertir tiempo en aprender como administrar un buen proyecto», y muchas otras posibles situaciones más.

Nos pasa a todos los que hemos tenido la intención de iniciar en algo, en muchas ocasiones es frustrante. Tratamos de culpar a las situaciones que se nos presentaron en lugar de culpar nuestra inacción ante ellas.

Analiza si presentas alguna de las siguientes situaciones, que en mayor o menor grado, te indican que estás en el momento adecuado para emprender:

1. Piensas que tu objetivo es un fin social que cambiará el mundo

Tienes en tu mente una idea disruptiva para usar la tecnología, una nueva forma de entregar productos, una atención inigualable en la prestación de servicios, tienes la idea millonaria que cambiará la manera de hacer muchas cosas, pero fuera del bienestar económico empresarial que pudieras llegar a tener, lo que más te emociona es el sentido de trascendencia en tus procesos, en tu modelo, en lo disruptiva que puede llegar a ser tu idea.

Haz una pausa, toma una hoja de papel y redacta en tres líneas cuál es esa idea innovadora, describe brevemente que es lo que buscas y cómo buscas alcanzarlo, lo tienes claro. ¿Listo? Ahora tienes tu oferta de valor, tienes un objetivo y una manera de alcanzarlo de la cuál, estás seguro, quieres ser el mejor, quieres convertirte en un experto que dejará marca a partir de esas tres pequeñas líneas.

Esas líneas que acabas de escribir determinarán todo, en torno a esa idea gira todo tu esquema de negocios, el perfil de tus socios y colaboradores debe estar identificado con esa idea, el diseño de tu logotipo, instalaciones físicas, clientes y proveedores deberán reconocer que todo tu negocio gira alrededor de esa propuesta de valor que acabas de escribir, tres líneas que decidiste escribir hoy y que convertiste en una manera de cambiar el mundo.

¿Te has dado cuenta que ahora el fin de tu proyecto es un objetivo personal/social más que uno económico?

2. Analizas las circunstancias que se te presentan día con día y tienes la respuesta para solucionar o mejorar muchas de ellas

No podemos comernos al mundo de un bocado, hay muchos problemas que resolver y muchas ideas para mejorar en tu cabeza. Pero sabes que con el equipo y herramientas adecuadas puedes ir resolviendo, poco a poco, cada situación que se te atraviesa.

Sabes que has estado bastante ocupado y también sabes que en ocasiones no estás siendo productivo, haz un listado de las tareas o actividades diarias que haces en tu día a día, ¿cómo se conecta cada una con tu objetivo? ¿puedes eliminar alguna de la lista?, entonces elimina o encuentra el espacio adecuado para comenzar a trabajar en ese proyecto, hoy por 20 minutos, mañana por 30, el fin de semana por 8 o 10 horas, administra tus avances, investiga y ejecuta, pregunta, pon fechas.

Pero documenta todo, que toda esa idea se quede en acciones más que en intenciones, que puedas medir y presentar tus avances y recibir retroalimentación de expertos, rodéate de personas que no tengan miedo de decirte tus posibles fallos y corrige el rumbo, recuerda que tenías una oferta de valor, ahora ya estás armando el plan.

No tenías experiencia planeando proyectos, muchos emprendedores no la tuvimos, muchos iniciamos con desorden, pero es necesario no perder la humildad, reconocer que necesitamos ayuda y crear un plan de acción para lograr nuestro objetivo de emprender.

3. Tiendes a opinar y te frustra no poder participar en eventos, actividades o foros relacionados a lo que te quieres dedicar

En poco tiempo estarás asistiendo a reuniones, citas, conferencias, networkings, eventos relacionados a tu negocio y detrás también tendrás una empresa que dirigir. No es fácil, nadie puede estar en uno y otro lado al mismo tiempo.

Iniciaste con una oferta de valor, documentaste y planeaste tus ideas, ahora, es momento de ejecutar, toma acción de aquellas actividades que has planeado, descarta aquellas que no agreguen valor o no logren conectarse con tu objetivo, la ejecución jamás será perfecta, pero debemos mitigar los riesgos, habrán personas que apoyen totalmente tu idea, hazlos tus socios porque sabrán cuidar de ese objetivo como si tu estuvieras haciéndolo. Serás tú y tu intención de alcanzar esa meta en constante acción.

Todo proceso de acción requiere constante revisión, ajuste y modificaciones al plan, pide ayuda dentro y fuera de tu negocio, haz las llamadas necesarias e investiga para saber cómo lo hacen grandes emprendedores, en que fracasaron y como aprendes para que no te suceda, tienes las herramientas a tu alcance o que plan de acción vas a desarrollar para tenerlas.

Es complicado recetar la fórmula mágica para cualquier emprendimiento, muchas veces le damos muchas vueltas y no damos el paso que nos lleva a determinar nuestra oferta de valor, el plan para conseguirlo y poner en marcha las acciones necesarias, en poco o mucho tiempo estarás luchando por aquello que tanto tiempo postergaste, ¿y ya ves que tan sencillo fue iniciar con una simple redacción de tres líneas?

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